Últimamente he hablado con varias startups que tienen el mismo problema: construyeron software demasiado complejo antes de validar su producto en el mercado.

A veces pasa que queremos hacer todo "bien" desde el principio: escalar, distribuir, automatizar, etc. Está bien pensar en grande, pero si te adelantas demasiado, terminas construyendo una complejidad que ni siquiera sabes si vas a necesitar.

Una arquitectura compleja significa más costos, más gente para mantenerla, y mayor dificultad para hacer cambios rápidos. Y eso es un problema cuando todavía estás validando tu producto.

No es un error de mala intención. Es fácil caer en la trampa técnica cuando nos gusta construir. Pero una startup no necesita escalar lo que aún no existe. Primero necesita aprender.

La complejidad puede esperar.