Oda a la inteligencia natural

El último año, la inteligencia artificial (IA) ha sido el centro de atención debido a los increíbles avances que ha mostrado. En ese tiempo, me he encontrado con código fuente, informes completos, análisis, publicidad, CVs e incluso cursos creados completos por IA. Una experiencia que me impactó fue mientras  preparaba un curso de programación: distintas personas me recomendaron que le pidiera a chatGPT que lo hiciera por mí. Escuchar el mismo consejo tantas veces me hizo reflexionar.

Con el curso ya terminado, decidí hacer el experimento: le pedí a chatGPT que me ayudara a armarlo, y efectivamente, era capaz de hacerlo sin problemas (felizmente puedo decir que no usé lo que me hizo chatGPT). Esta experiencia me ayudó a terminar de armarme una opinión sobre cómo se está utilizando esta herramienta.

Desde la perspectiva del creador, la IA es una herramienta increíble porque acelera el proceso, pero desde el punto de vista del consumidor, realmente aporta el mismo valor? Pagarías por un curso creado completamente por IA y no por una persona? Personalmente, no pagaría por un curso así. Lo mismo ocurre con los informes generados por IA. Si alguna vez has leído uno, me entenderás cuando digo que, en muchos casos, la redacción deja mucho que desear, y lo que es peor, qué valor tiene un informe que no fue escrito por una persona? Si el autor no se tomó el tiempo de escribirlo, por qué debería yo dedicar mi tiempo a leerlo?

La inteligencia artificial es una herramienta poderosísima que nos puede ayudar a ser más eficientes, pero no es más que eso: una herramienta. No podemos delegar la responsabilidad de nuestras tareas a una máquina. Es como si alguien afirmara con orgullo que "los cálculos del informe fueron hechos con una calculadora" o que "la consistencia del hormigón fue medida con un cono de Abrams". Estas afirmaciones serían ridículas, pero cada vez más escuchamos frases como "publicidad hecha con IA", que no es muy diferente.
Más preocupante aún es cuando hago preguntas sobre detalles mal planteados en un CV o en un informe, y la respuesta que recibo es la que más me inquieta: "Es que eso lo hizo la IA". Esto significa que el autor ni siquiera leyó lo que entregó. No se trata de desestimar las capacidades de la IA; de hecho, puede ser una herramienta excelente para organizar ideas, entre otras cosas. El problema surge cuando le pedimos que haga todo el trabajo por nosotros.

Históricamente, una persona que se dedicaba a escribir poesía durante años obtenía el título de poeta. De la misma manera, un publicista trabajaba años en su oficio para ser reconocido como tal. Hoy día, si pedimos a chatGPT que nos haga un poema o una campaña publicitaria, podemos poner en nuestros CVs que somos poetas o publicistas?

Es comprensible que muchas personas teman que la IA pueda reemplazarlos en sus trabajos, y cuando escucho este tipo de afirmaciones, me doy cuenta de que esa preocupación no está infundada. Si le delegamos toda la responsabilidad a la herramienta, qué valor agregado estaremos ofreciendo como personas?

En resumen, encuentro buenísimo de que contemos con herramientas como la inteligencia artificial que nos permiten hacer más en menos tiempo. Lo que sí, no debemos olvidar que la IA es solo eso: una herramienta. La responsabilidad final de lo que creamos, de la calidad y del impacto que generamos, sigue siendo nuestra. Por favor usémosla para potenciar nuestras habilidades, pero no para reemplazarlas.